de la cabeza de un chiquillo,
soñaba un piojo pequeño
que estaba infestado de críos.
Mientras dormía la siesta
se lamentaba de este modo:
- ¡Tengo niños en la cabeza!
¡Qué horror, me pica todo!
Tan profundamente dormía
que no alcanzaba a despertar.
Con aquella chiquillería
lo estaba pasando muy mal.
Unos diestros y otros torpes,
los niños y niñas por doquier
practicaban muchos deportes:
golf, patinaje y balompié.
También deportes de aventura:
como escalada y alpinismo.
Y en pelos de menor altura,
excursiones y senderismo.
Se despertó al fin el piojo
a causa de la picazón.
Y lanzó un grito horroroso:
- ¡Tengo niños! ¡Un batallón!
Pronto su mamá se acercó.
Llevaba una lupa en la mano,
y entre los cabellos buscó
con suma atención y cuidado.
-¡Ya he encontrado a esos caraduras!
Preguntó el piojo asustado:
-¡Ay! ¿Tengo muchas criaturas?
-¡De niños estás infestado!
"¿Qué se han creído esos niñatos?
¡Te haré una buena fricción!
Verás como dentro de un rato
hará su efecto la loción."
Con aquel olor espantoso
los niños quisieron huir.
- ¡Puaj! ¿Qué es eso tan asqueroso?
¡No lo podemos resistir!
Y se fueron las criaturas
dejando en paz al piojo.
Pues para hacer sus travesuras
buscaron la cabeza de otro.
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