Había una vez un niño que se llamaba Álvaro. Un día le dijo a su profesor:
- ¿Por qué no vamos de excursión y nos enseñas el teatro romano?
- Vale, Álvaro –le dijo el profesor – nos iremos al teatro romano.
Se fueron en ese instante.
Pero cuando llegaron al teatro romano estaban todas las puertas
cerradas.
Tuvieron que hablar con el director y al final les dejaron entrar y todo salió
bien.
Pablo, Víctor, Aitana, Isaac y Enrique
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