Vivía en un pueblo con su padre, su madre y su hermana. También tenía
una mascota.
Era un perro de caza que tenía el pelo blanco con manchas negras.
Al
perro le gustaba que Adriana le sacara al campo a pasear.
Un día lo sacó a pasear y se perdió.
El perro se quedó esperando a que lo
recogieran.
Y entonces pasó su dueña, lo recogió y se lo llevó a casa.
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